MIKEL HARRY.
Desde que la
metodología Seis Sigma se difundió a finales de los noventas, el término se ha
vuelto una forma de referirse a procesos que buscan niveles casi perfectos de
calidad. En Seis Sigma el uso de datos en forma disciplinada ayuda a la
eliminación de defectos en los procesos. La representación estadística del Seis
Sigma, permite describir de manera cuantitativa la forma en que se está
desempeñando un proceso. Para lograr Seis Sigma, un proceso no debe producir más
de 3.4 defectos por millones de oportunidades, prácticamente ningún producto
fuera de especificación. En este método se denomina “oportunidad” a la calidad
total de situaciones posibles en las que se pudiera crear un defecto. El nivel
de “Sigmas” de un proceso se puede calcular con facilidad utilizando el
estimador Seis Sigma.
El objetivo
fundamental es la implantación de una estrategia basada en la medición del
mejoramiento del proceso y la reducción de variabilidad mediante la ejecución
de proyectos de mejoramiento. Esto se logra mediante el uso de dos
procedimientos que integran el Seis Sigma: DMAIC
y DMADV.
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